lunes, 11 de marzo de 2013

EXPRESIÓN CORPORAL O CULTURA FÍSICA

Para iniciar esta exposición acerca de los aprendizajes que el profesor de educación física debe enseñar a los niños y niñas en el periodo del preescolar, es preciso partir de la siguiente reflexión: ¿es la educación física una asignatura a través de la cual se imparten aprendizajes?
Al hablar de aprendizajes pocas veces hacemos referencia a la educación física, ya que damos por sentado que éstos, sólo tienen lugar en el contexto del aula.
Sin embargo, si entendemos por aprendizaje, "la adquisición de conocimientos teóricos y prácticos que representan un cambio en nuestra percepción del mundo, en nuestra ideología o en nuestras conductas", entonces aceptamos que en el campo de la educación física, así como en el del deporte, también se llevan a cabo aprendizajes.
El término "aprendizaje", pocas veces se ve incluido en la programación que los maestros de educación física realizan para cada una de sus sesiones de clase. Es usual que los docentes utilicemos los términos: actividad, trabajo, práctica y desarrollo entre otros, pero olvidamos asentar que cada una de las sesiones de clase, deben ser programadas con base en los aprendizajes que los niños debieran adquirir en el transcurso de las mismas.
Irónicamente, quienes trabajamos en este ámbito, debiéramos saber que los primeros aprendizajes que lleva a cabo el ser humano durante sus primeros años de vida, son aprendizajes motrices. Aquí valdría la pena preguntarnos si sería posible llamar de manera distinta al aprendizaje cotidiano que el niño adquiere a través de los sentidos desde que abre sus ojos a este mundo.
El infante aprende inicialmente a sentir, a tocar, a oler, a degustar y a ver cada vez con mayor perfección a través de todos y cada uno de sus sentidos. Así descubrimos en primera instancia, que las sensaciones son los cimientos del conocimiento humano.
De manera paulatina, el infante aprende a conocerse a sí mismo y descubre luego que no está solo; que a su alrededor existen más personas y objetos en un espacio que va más allá del propio. Alcanza a percibir los lugares y a los seres que le acompañan. Así, empieza a percibir el tono de "una" voz, y el olor único de "una" piel; y más adelante, aprende a reconocer "ese" rostro y "esa" figura especial que llena su mundo: la de su madre.
De igual manera, aprende luego a reconocer a los demás miembros de su familia y a los objetos que forman parte de su entorno cotidiano. Entendemos entonces, que las senso-percepciones constituyen el segundo nivel de los aprendizajes que el niño adquiere a partir de su nacimiento.
Con los meses, el bebé va aprendiendo a erguir su cuerpo y a sostenerse en pie intentando mantener el equilibrio; cuando lo consigue, aprende a dar sus primeros pasos y luego a caminar con mayor seguridad distancias cada vez más largas; luego aprende a correr, a brincar y también a saltar.
Cuando ha aprendido a reconocer cada una de las partes de su cuerpo, descubre todo aquello que puede hacer con cada una de ellas, y aprende a optimizarlas a través de la ejercitación constante.
Es aquí cuando el niño empieza a desarrollar sus patrones básicos de movimiento. Entonces nos preguntamos: ¿qué no son éstos, también aprendizajes?
Aprende a distinguir el espacio en el que se encuentra y mucho después a reconocer el tiempo en el que se ubica. Al ingresar al preescolar, sus aprendizajes, sus interacciones y su vocabulario se incrementan. Aprende ahora conceptos tales como: adentro y afuera; aumenta su lenguaje y le da sentido a términos como: arriba y abajo; a un lado y al otro. Más difícil se tornan los aprendizajes derecha e izquierda. Y reconoce la diferencia entre el día y la noche; entre el hoy y el mañana.
Vamos así, descubriendo que todos los aprendizajes que adquiere el hombre desde que nace, son producto de su crecimiento, de su maduración y de su desarrollo natural. Sin embargo, todos estos aprendizajes se ven enriquecidos a través de los estímulos que proporciona el contexto en el que el niño se desenvuelve.
Es aquí cuando tienen lugar los aprendizajes escolares en los que se hallan insertos todos los anteriormente enunciados, mismos que corresponde estimular al profesor de educación física dentro de cada una de sus sesiones de clase.
Ahora entonces, podemos comprender que nuestra labor consiste en proveer al niño en edad preescolar, de todos los conocimientos que atañen a nuestra materia, entre los que se encuentran los aprendizajes motrices, aunados éstos, al fomento de hábitos relacionados con la salud y los valores, los cuales le permitirán convivir e interactuar armónicamente en sociedad.

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