Para iniciar esta exposición
acerca de los aprendizajes que el profesor de
educación
física debe enseñar a los niños y
niñas en el periodo del preescolar, es
preciso partir de la siguiente reflexión: ¿es la
educación
física una
asignatura a través de la cual se imparten
aprendizajes?
Al hablar de aprendizajes pocas veces hacemos
referencia a la educación física, ya que damos por
sentado que éstos, sólo tienen lugar en el contexto
del aula.
Sin embargo, si entendemos por aprendizaje, "la
adquisición de conocimientos teóricos y
prácticos que representan un cambio en
nuestra percepción
del mundo, en nuestra ideología o en nuestras conductas",
entonces aceptamos que en el campo de la educación
física, así como en el del deporte, también se llevan
a cabo aprendizajes.
El término "aprendizaje",
pocas veces se ve incluido en la programación que los maestros de
educación física realizan para cada una de sus
sesiones de clase. Es
usual que los docentes
utilicemos los términos: actividad, trabajo,
práctica y desarrollo
entre otros, pero olvidamos asentar que cada una de las sesiones
de clase, deben ser programadas con base en los aprendizajes
que los niños debieran adquirir en el transcurso de las
mismas.
Irónicamente, quienes trabajamos en este
ámbito, debiéramos saber que los primeros
aprendizajes que lleva a cabo el ser humano durante sus primeros
años de vida, son aprendizajes motrices. Aquí
valdría la pena preguntarnos si sería posible
llamar de manera distinta al aprendizaje cotidiano que el
niño adquiere a través de los sentidos
desde que abre sus ojos a este mundo.
El infante aprende inicialmente a sentir, a tocar, a
oler, a degustar y a ver cada vez con mayor perfección a
través de todos y cada uno de sus sentidos. Así
descubrimos en primera instancia, que las sensaciones son los
cimientos del conocimiento
humano.
De manera paulatina, el infante aprende a conocerse a
sí mismo y descubre luego que no está solo; que a
su alrededor existen más personas y objetos en un espacio
que va más allá del propio. Alcanza a percibir los
lugares y a los seres que le acompañan. Así,
empieza a percibir el tono de "una" voz, y el olor único
de "una" piel; y
más adelante, aprende a reconocer "ese" rostro y "esa"
figura especial que llena su mundo: la de su madre.
De igual manera, aprende luego a reconocer a los
demás miembros de su familia y a los
objetos que forman parte de su entorno cotidiano. Entendemos
entonces, que las senso-percepciones constituyen el segundo nivel
de los aprendizajes que el niño adquiere a partir de su
nacimiento.
Con los meses, el bebé va aprendiendo a erguir su
cuerpo y a sostenerse en pie intentando mantener el equilibrio;
cuando lo consigue, aprende a dar sus primeros pasos y luego a
caminar con mayor seguridad
distancias cada vez más largas; luego aprende a correr, a
brincar y también a saltar.
Cuando ha aprendido a reconocer cada una de las partes
de su cuerpo, descubre todo aquello que puede hacer con cada una
de ellas, y aprende a optimizarlas a través de la
ejercitación constante.
Es aquí cuando el niño empieza a
desarrollar sus patrones básicos de movimiento.
Entonces nos preguntamos: ¿qué no son éstos,
también aprendizajes?
Aprende a distinguir el espacio en el que se encuentra y
mucho después a reconocer el tiempo en el
que se ubica. Al ingresar al preescolar, sus aprendizajes, sus
interacciones y su vocabulario se incrementan. Aprende ahora
conceptos tales como: adentro y afuera; aumenta su
lenguaje y le
da sentido a términos como: arriba y abajo;
a un lado y al otro. Más difícil se
tornan los aprendizajes derecha e izquierda. Y
reconoce la diferencia entre el día y la
noche; entre el hoy y el
mañana.
Vamos así, descubriendo que todos los
aprendizajes que adquiere el hombre
desde que nace, son producto de su
crecimiento, de su maduración y de su desarrollo
natural. Sin embargo, todos estos aprendizajes se ven
enriquecidos a través de los estímulos que
proporciona el contexto en el que el niño se
desenvuelve.
Es aquí cuando tienen lugar los aprendizajes
escolares en los que se hallan insertos todos los anteriormente
enunciados, mismos que corresponde estimular al profesor de
educación física dentro de cada una de sus sesiones
de clase.
Ahora entonces, podemos comprender que nuestra labor
consiste en proveer al niño en edad preescolar, de todos
los conocimientos que atañen a nuestra materia, entre
los que se encuentran los aprendizajes motrices, aunados
éstos, al fomento de hábitos relacionados con la
salud y los valores,
los cuales le permitirán convivir e interactuar
armónicamente en sociedad.